Este Pueblo Mágico tiene varios encantos que devela lentamente a sus visitantes: la belleza de las playas cercanas (perfectas para practicar el surf), su comunidad artística, sus hoteles pequeños con excelente servicio y su sorprendente oferta gastronómica.
Todos Santos tiene muchas galerías y suficientes tiendas de
arte y artesanías mexicanas (casi todas provenientes de otras regiones del
país), así que no faltan opciones para quienes disfrutan “chacharear”. Se puede
buscar el sombrero perfecto, el poncho perfecto o el adorno perfecto.
Encontrarás desde barro negro de Oaxaca hasta increíbles tallas en madera con
motivos sacros.
La Misión de Santa Rosa de Todos Santos está sobre
la plaza principal. Se fundó en 1733 cuando el pueblo llevaba casi una década
funcionando como “pueblo de visita” para la Misión de Nuestra Señora del Pilar
en La Paz. Aunque el edificio que hoy se ve no es el que se construyó en el
siglo XVIII, sigue siendo la iglesia principal del pueblo, formada por dos
naves perpendiculares de distintas épocas y estilos.
El legendario Hotel California que, según se dice,
inspiró la famosa canción de The Eagles que lleva el mismo nombre. Aunque no
hay evidencia de lo anterior, la historia del hotel es interesante: se sabe que
lo abrió en 1950 un inmigrante chino que tenía siete hijas, quien fue el
primero en traer hielo al pueblo. Alrededor de 1970 y durante varias décadas,
el hotel quedó semi-abandonado. En 2001 fue adquirido por una pareja de
canadienses, quienes lo renovaron totalmente, con un resultado espectacular.
Aunque no te hospedes en una de sus 11 eclécticas suites, te sugerimos echarle
un vistazo a su recepción, sus patios, su restaurante y su tienda, atestada de
peculiares objetos.